PRÓLOGO
De todos es sabido que son las pequeñas vicisitudes del alma las
que causan los más profundos abismos en nuestros corazones y
los mayores cambios en el devenir de nuestras vidas. Son los misteriosos resortes que mueven nuestras emociones los que nos determinan y, de esta forma, escriben nuestro futuro.
Podría creerse que un pequeño pensamiento, el más nimio
movimiento o el acto más fortuito no tendrán una postrera relevancia en el transcurso de nuestra existencia. Sin embargo, son
estos detalles los que nos definen y asimismo definen el rumbo
que ha de guiar el invisible velero en el que todos navegamos
en pos de nuestras vivencias, cruzándose desde la orilla hasta la
altamar con cuantos nos rodean. Pues qué somos al nacer sino
las candentes rocas que de la boca de un volcán son arrojadas a
un mundo frío y desconocido y que, en su incesante rodar, van
dando tumbos en su colisión con otras rocas, guiadas en gran
parte por las irregularidades de la pendiente, que es la vida, hasta
llegar al lugar en que por fin vendremos a yacer.
Al igual que a todos nosotros nos acontece, los pequeños
dilemas a los que se enfrentan los personajes de estos relatos
habrán de determinar cuál es el fin de los senderos por los que
transcurren sus vidas, así como el fin mismo a que sus decisiones
los conducen, inmersos en un mundo que, aunque parecido al
nuestro, dista tanto en otros aspectos que no deben dejar de maravillarnos por parecernos indefinidos o desconocidos.
Pero sus historias, bien es cierto, se presentan en estos libros
en forma de fragmentos, lo cual tiene quizás sus beneficios y sus
inconvenientes, pues estas historias son más o menos relevantes
dependiendo de la forma en que se conjuguen con el verdadero
protagonista de esta obra, que no es otro que el Bosque Nublado.
Así, aquellos que hayan leído el primero de estos volúmenes hallarán aquí tal vez respuesta a algunas de las incógnitas que en
su momento se plantearon, pues la inescrutable voluntad del
bosque ha devuelto a algunos de sus personajes a la partida. Otras
historias que, sin embargo, puedan parecer incompletas se verá
que no lo estaban o quedarán relegadas a un futuro volumen; a la
vez que historias que parecían acabadas sorprenderán cuando nos
demos cuenta de que en realidad no habían finalizado del todo.
De la misma forma, otros tantos cabos sueltos han sido lanzados
en este volumen para engrandecer la leyenda del bosque con el
afán previo de obtener un día su debida respuesta. Para que el
engranaje de las leyendas funcione de forma correcta y natural,
hallando cada relato su principio y final, debe haber misterios que
queden aún por desvelar.
No sea este motivo para desalentar al lector, que encontrará
muy probablemente al fin las piezas que encajan en el inmenso
puzle que el Bosque Nublado se ha ocupado de poner bocabajo
para, poco a poco, armar un conjunto final que no ha de dejar a
nadie insatisfecho.
Aquellos que aún no hayan leído el primer volumen no desesperen tampoco por ello si es este el primer libro que ha llegado a
sus manos. Los cuentos están escritos de tal forma que cada cual
empiece donde ha de empezar y acabe donde corresponda. De
esta suerte puede ser leída cada pieza como un todo, sin que haya
necesidad de continuar con la obra, y bien se habrá empleado el
tiempo en cada una de ellas si son capaces de abstraer nuestra conciencia al ser leídas en la reclusión de nuestros hogares, cuando el
mundo fuera es gris y la lluvia repiquetea en las ventanas, transportándonos a un mundo mucho más amplio que se obra dentro
de nosotros, o a la hora de dormir, cuando las musas del sueño
comienzan a envolvernos en los torbellinos de su duermevela y la
dulce voz de un ser amado nos relata las venturas y desventuras de
sus personajes para sumirnos en un mágico sueño.
Por todo esto, y gracias a ello, no es importante el orden en
que sean leídos los relatos, pues no importa si nos encontramos
con un personaje en un momento u otro de su vida. Al final, la
historia quedará completa y cada fragmento deberá habernos entretenido sin importar si vamos de principio a fin o viceversa.
Tampoco se embrolle el lector con la maraña de personajes
que vienen a formar parte de este mundo. Los personajes principales quedan bien asentados en cada relato y sabremos quiénes
son cuando volvamos a encontrárnoslos. No es necesario encomendarse a la titánica tarea de recordarlos a todos. Los personajes
circunstanciales están ahí porque formaron parte de cada historia
en su momento. Aunque bien es cierto que esto no significa que
no vayan a volver a aparecer cobrando quizás una mayor relevancia en un futuro. Esto es algo inevitable. Esta obra está concebida
de tal forma que en cada momento bien puedan merecer unas
líneas más aquellos que pasaron de soslayo, mientras que a otros
a los que podamos haberles cogido cariño tal vez no volvamos a
verlos. Eso sí, nunca debemos perder la esperanza de reencontrarnos con nadie en un momento anterior o posterior de sus vidas
ya narradas, pues ni tan siquiera yo, que obro según la voluntad
del bosque, sé qué arcanos me quedan por desvelar. Esto puede
parecer un poco cruel, pero así es como debe ser, pues al igual que
en nuestras vidas hay personas que cobran una gran importancia y después desaparecen sin que nos quede de ellas más que el
lejano recuerdo, otras que siempre han estado ahí, prácticamente
ocultas a nuestra atención, son las que en verdad descubrimos que
estaban esperando su momento y que han venido para quedarse.
Ahora busque asiento en un lugar tranquilo, cerca de una chimenea, en un banco del parque por el que tanto gusta pasear,
arrebujado en una manta o bajo la sombra de un astralengo milenario, acompañado por las singulares armonías de los cantacielos
mientras el sol declina en una tarde acogedora que levanta cálidos
vientos de buen augurio, y sumérjase en los misterios que aquí se
narran.
Bienvenidos al Bosque Nublado.
Sebastián Lozano, a 4 de diciembre de 2021