UNA PEQUEÑA AUTOBIOGRAFÍA
Sebastián Lozano nació en Jaén una noche de principios del otoño de 1980 bajo un cielo desnudo y espectral, ataviado este tan sólo por las tímidas y titilantes estrellas vespertinas que habían venido a decorar el firmamento con los matices púrpuras y azulados de finales del estío, dejando entrever pequeños fantasmas de luz que danzaban alrededor de ellas dando brincos y ocultándose a los ojos de los hombres sobre la faz de la Tierra.
Estas son cosas que él no recuerda, por supuesto, pero las siente con la memoria que se anida en un rincón que existe en todos nosotros y que atrapa todas las buenas sensaciones para mostrárnoslas cuando nos son necesarias con los ojos del alma.
Su infancia transcurrió en un pequeño pueblo de la provincia que se eleva como el sol naciente sobre la cima de una prominente colina, y cuyo nombre es Arjona. Allí, entre la jovialidad de sus personas y los serpenteantes entramados de sus viejas calles, se entretuvo durante muchos años en crecer viendo el mundo a su alrededor como un lugar lleno de posibilidades del cual no dudaría en descubrir hasta sus más ínfimos secretos. Pues el mundo, cuando somos niños, se convierte en una continua intriga que alienta la curiosidad en nuestro afán por explorar sus más secretos e ignotos recovecos. Y así, entre juegos y afanes, creció desnudando el mundo con un incontenible anhelo por comprender y cambiar las formas que contenían su espíritu. Hasta que un día, tal vez habiéndosele quedado pequeño aquel querido lugar, habiendo gozado de sus maravillas hasta devorarlas sin quedar saciado, decidió levantar el vuelo y conocer otros lugares más allá.
Sus trepidantes viajes, guiados siempre por el sueño y la pasión, le llevaron a descubrir ocultas moradas, a conocer incansables viajeros y páramos que se extienden muy lejos del lugar que una vez le vio nacer, un lugar que siempre llevará en su corazón por apartadas que se encuentren las sendas que recorre, pues el lugar donde crecemos y donde adquirimos nuestros principios y nuestros valores, donde empezamos a soñar, ese será siempre nuestro hogar, y a él podremos volver siempre. Esos viajes, que bien pueden ser resumidos en uno sólo, y que no han hecho más que comenzar, son la simiente que hoy se abre al mundo para mostrar lo que yace en sus más íntimas y profundas simas, lanzada al exterior con un ansia irreverente por desafiar los cánones establecidos para asomarse a lo que hay más allá.
Bienvenidos a mi mundo, un mundo de sueños, de misterio e imaginación; un mundo atado a las sombras de la conciencia, que se aventura incansable en su lucha por continuar explorando y maravillándose con las insólitas emociones que la vida es capaz de desatar en nuestro interior.